El reciente acuerdo entre Brasil y China marca un paso trascendenta con un tren bioceánico en la historia de la infraestructura sudamericana. Ambos países firmaron, el lunes 7 de julio de 2025, un memorando de entendimiento para iniciar estudios técnicos, económicos, sociales y ambientales con miras a la construcción que conectará el océano Atlántico con el océano Pacífico, enlazando el puerto brasileño de Ilhéus con el megapuerto peruano de Chancay.
El acuerdo fue suscrito por Infra S.A., entidad estatal brasileña adscrita al Ministerio de Transportes, y el Instituto de Planificación e Investigación Ferroviaria de China, filial de China State Railway Group. En la firma, realizada en Brasilia durante la 17ª Cumbre de los BRICS, se estableció el inicio de los estudios previos que definirán el trazado, costos, modelos de financiamiento y posibles impactos.
Según la propuesta inicial, el tren bioceánico partiría desde Ilhéus, en el estado de Bahía, y recorrería territorios brasileños clave como Goiás, Mato Grosso, Rondônia y Acre antes de cruzar hacia Perú, hasta llegar al puerto de Chancay, situado a unos setenta kilómetros al norte de Lima. El terminal de Chancay comenzó sus operaciones en junio de 2025, tras una inversión de aproximadamente 3 500 millones de dólares, financiada mayoritariamente por China bajo la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda.
El objetivo central de este ambicioso proyecto es reforzar la integración logística en Sudamérica y ofrecer rutas alternativas más rápidas y eficientes para las exportaciones hacia Asia. Se estima que podría reducir el tiempo de transporte desde el interior de Brasil al mercado asiático de 40 a 28 días. La propuesta pretende también aliviar la congestión de rutas marítimas tradicionales, como las que pasan por el Canal de Panamá o bordean el cono sur, generando beneficios económicos considerables para varios sectores productivos.
No obstante, el gobierno de Perú, a través del canciller Elmer Schialer, señaló que aún no conoce los detalles técnicos del plan, aunque reconoció la importancia estratégica de Chancay como punto clave en la conexión interoceánica. También advirtió que la implementación deberá considerar con cautela las regiones de Madre de Dios y otras áreas ambientalmente sensibles.
Este proyecto no es una idea nueva. Las primeras conversaciones entre Brasil, Perú, Bolivia y China comenzaron en 2014. Desde entonces, se han considerado múltiples alternativas de trazado, algunas que pasaban por Bolivia o Paraguay antes de llegar a puertos como Santos, Ilo o Matarani. Sin embargo, la alianza actual entre Brasil y China redefine el enfoque hacia una ruta más directa desde Ilhéus a Chancay, acortando así la logística y los tiempos de transporte.
Además del aspecto técnico, el tren bioceánico tiene un impacto geopolítico significativo. Aumentaría la presencia de China en la infraestructura estratégica de Sudamérica, generando un nexo sólido entre los mercados sudamericanos y rurales asiáticos. Para Brasil, representa una oportunidad de reposicionarse en el comercio internacional; para Perú, consolidar a Chancay como un hub logístico global; y para China, reforzar sus conexiones comerciales más allá de las tradicionales rutas marítimas.
Alternativamente, Bolivia ha manifestado su interés en integrarse al corredor, lo cual exigiría una ampliación del trazado o la creación de ramales hacia su territorio. Aunque no forma parte del acuerdo bilateral actual, este país ha instado a ser parte del proceso técnico, dado su potencial para mejorar su propia conectividad.
El próximo paso clave será la culminación de los estudios de viabilidad, cuyo plazo inicial es el año 2026, aunque podrían prorrogarse según los avances y la complejidad técnica. Estos estudios evaluarán el impacto ambiental, los costos financieros, el retorno de la inversión y, sobre todo, la sostenibilidad social y ecológica de la obra.
En conclusión, el acuerdo Brasil–China para planificar el tren bioceánico representa una iniciativa ambiciosa que puede transformar la logística y el comercio interoceánico en Sudamérica. Si bien el Perú aún espera más detalles, el potencial de integración, reducción de tiempos de exportación y dinamización económica es evidente. Habrá que seguir de cerca los estudios y la posible adhesión de otros países, así como la ejecución responsable de una infraestructura interoceánica de gran magnitud.